La independencia de Uruguay es un hito fundamental en la historia de América Latina, marcando el nacimiento de una nación soberana tras un largo proceso de lucha y aspiraciones políticas. El 25 de agosto de 1825, la Declaratoria de la Independencia fue proclamada por la Sala de Representantes de la Provincia Oriental, en el Congreso de la Florida, estableciendo la separación definitiva de la Provincia Oriental del Imperio del Brasil y su unión a las Provincias Unidas del Río de la Plata. Este acto no solo significó la afirmación de la identidad nacional uruguaya, sino que también fue el culmen de un proceso que comenzó con el desembarco de los Treinta y Tres Orientales liderados por Juan Antonio Lavalleja. La independencia fue consolidada con la Jura de la Constitución en 1830, estableciendo las bases de la República Oriental del Uruguay. Las Leyes de la Florida, que incluyen la Ley de Independencia, la Ley de Unión y la Ley de Pabellón, son documentos fundamentales que reflejan los valores y la determinación de un pueblo en busca de su autodeterminación y libertad.Sin olvidar el sueño de nuestro procer Gral.José Gervasio Artigas El Protector de los Pueblos Libres.

23/09/1850 

Gral.José Gervasio Artigas, 

el Protector de los Pueblos Libres



La historia oficial, aquella escrita por la oligarquía, fue y es un arma letal si no se la enfrenta con la fuerza y la verdad del pensamiento socialista latinoamericano.

Cada 19 de junio, se recordará un nuevo aniversario del nacimiento de José Gervasio Artigas, así como el 23 de septiembre el de su muerte. Sin embargo, este prócer de la lucha anticolonialista es uno de los más vilipendiados por la pluma oligárquica.

Artigas fue uno de los principales protagonistas de la gesta independentista de comienzos del Siglo XIX. Junto a sus gauchos, indios y pueblo pobre en general, combatió simultáneamente contra el colonialismo español y portugués, como también contra la oligarquía porteña de Buenos Aires y la montevideana.

A la lucha independentista le sumó también y necesariamente las reivindicaciones sociales de su pueblo. Se enfrentó con los poderosos de afuera y de adentro, llevando adelante la primera reforma agraria sudamericana. “Los más infelices serán los más privilegiados”, era el lema del General.

La respuesta fue inmediata: “Se recompensará con seis mil pesos a los que entreguen la persona de don José Artigas vivo o muerto”, decía el bando escrito por los comerciantes y hacendados porteños ya a las órdenes de Inglaterra.

El argentino Sarmiento, uno de los padres de la historia oficial dijo: «Artigas es un bandido, un tártaro terrorista. Jefe de bandoleros, salteador, contrabandista… monstruo, sediento de pillaje, sucio y sangriento…». La imagen de Sarmiento adornará todas las aulas de las escuelas argentinas; la de Artigas no.

Los ingleses, luego que Artigas fue derrotado, “inventaron” el Uruguay como “Estado Tapón” entre Argentina y Brasil. Tras su muerte en el exilio paraguayo, a Artigas lo convertirán en el artífice de la “independencia uruguaya”. Pero Artigas fue más que un prócer uruguayo, fue realmente un revolucionario rioplatense y sudamericano. La Liga de Pueblos Libres, creada por él, abarcaba no solo el Uruguay de hoy, sino que sumaba las actuales provincias argentinas de Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, Misiones, Corrientes y una vasta influencia en otras regiones del sur de Brasil. Artigas había nacido en la Banda Oriental, pero era ante todo un revolucionario de la Patria Grande.

En su lucha, Artigas había enseñado: «Nada podemos esperar si no es de nosotros mismos». Mensaje que sigue vigente para las actuales generaciones que continuamos luchando por la independencia, la unidad de nuestra América y la justicia social.



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