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EFEMÈRIDES

 AGOSTO SETIEMBRE 


















Reseña: 

La misteriosa muerte de Eleanor Rigby

Título: La misteriosa muerte de Eleanor Rigby.
Autor: Hugo Burel.
Genero: Novela de detectives.
Saga: —
Páginas: 185.
Fecha de publicación: 1 de octubre de 2019.
Sinopsis: “Protagonista de una de las más bellas y famosas canciones de los Beatles, Eleanor Rigby es también el primer personaje literario que crearon. Su muerte descrita en la letra deja zonas abiertas a la especulación, de la que en su momento sus autores también participaron.
Ese misterio que late en la historia de la solterona Eleanor y su vínculo con el solitario padre McKenzie ambienta esta novela, que completa los vacíos sugeridos por la canción y construye una trama enriquecida por la mejor tradición de la novela inglesa detectivesca.
Con un final sorprendente que se revela en las últimas páginas, La misteriosa muerte de Eleanor Rigby combina los recursos de la novela policial con una serie de guiños a los beatlemaníacos más exigentes. Con la precisión de un mecanismo de relojería y un aceitado juego de ambigüedades y sorpresas, esta atrapante historia confirma una vez más la versatilidad y el talento narrativo de Hugo Burel.”


A fines del año pasado, Agus de La biblioteca de Hermione decidió crear un nuevo club de lectura. A quemarropa, es un club que busca reunirse de forma bimestral y en cada bimestre leer un libro de los géneros: novela negra y policial. Fue por esta iniciativa que me anime a leer el nuevo libro de nuestro compatriota Hugo Burel, un autor del que sólo había escuchado el nombre y núnca me había puesto a investigar más en profundidad. También tengo que reconocer que no tengo mucho contacto con el género negro o el policial salvo por Camila Läckberg o Conan Doyle.

En este libro Burel toma una premisa sumamente original. En la canción «Eleanor Rigby» del grupo inglés The Beatles se nos presentan a dos personajes, por un lado al padre McKenzie un sacerdote que escribe un sermón que nadie escuchará y por el otro a la misma Eleanor Rigby, una mujer que frecuenta la iglesia, junta el arroz de una boda y al final de la canción muere. Burel toma esta pequeña historia como base y se empieza a hacer dos grandes preguntas como ¿Cuál era la relación entre Eleonor y el sacerdote? y ¿Cómo murió Eleanor Rigby? Es con estas dos preguntas que el autor empieza a contar una historia a partir de la muerte de Eleanor.

Para este libro Burel crea al detective Horatio Pinkerton, un hombre que hace años vivió en Liverpool pero que ahora se encontraba trabajando en Londres como inspector en el West End. Ahora Pinkerton debe volver a Londres para investigar un caso que le encomendó su capitán, Cecil Whitehead. Al llegar a la ciudad de los Beatles se encuentra que los periódicos no hacen ninguna mención al asesinato y se concentran en informar sobre la guerra en otras partes de Europa (por alguna razón poco relevante para la historia la novela está ambientada a fines 1939).


Aquí Pinkerton y Whitehead empiezan a hablar de quien era la mujer fallecida y por qué Whitehead se encontraba tan interesado en investigar su muerte. Al parecer Eleonor fue enfermera de guerra en la primer guerra mundial y Whitehead un soldado herido en combate. Entre ellos surgió un breve romance que duró sólo 3 meses y que luego desapareció. Whitehead cuenta que saber que esa mujer a la que amó hace tantos años está muerta le genera un dolor enorme y hace que no pueda investigar su muerte. Es por eso que confía en que Pinkerton es la persona ideal para hacerlo.

«Era duro para un hombre admitir que la mujer que amaba estaba ahora muerta sin que él hubiera podido protegerla de lo que fuese que la atormetaba.»

Tras una rápida visita a la morgue donde conocen al Dr. Robert Zimmerman (quien es una doble referencia, primero a la canción de los Beatles Dr. Robert y segundo a Bob Dylan cuyo nombre real es Robert Zimmerman). El Dr les explica que Eleanor murió por un golpe en su cabeza, a pesar de que la suposición de un asesinato está clara a los hombres no les queda del todo claro que así sea. Eleonor podría haberse caído y muerto al golpear la cabeza con el suelo, no necesariamente tendría ser un asesinato por lo que Pinkerton debe seguir su investigación. Aún así el detective prometió informar de todo a Whitehead.

Para seguir con la investigación Pinkerton llega a la iglesia donde empieza a entrevistar al Padre McKenzie, el párroco. McKenzie empezó a mostrarse como un hombre inteligente y bastante a la defensiva. La realidad es que el hombre tiene su argumento para tener sus reservas con Pinkerton. Para empezar el hombre trabaja en Londres y Liverpool está afuera de su jurisdicción. Además es extraño que el hombre llegue a Liverpool justo en el momento que muere Eleanor. Dejando de lado al defensivo Padre McKenzie el inspector conoce al joven dicono Thomas un hombre que también parece extraño pero que rápidamente empieza a guiar a nuestro detective tras otras posibles pistas.

No quiero seguir hablando de la trama por dos motivos. Primero porque en éste género la gracia es ir viendo las pistas y descubrirlas por uno mismo. Segundo porque lamentablemente el misterio no es tan interesante como parece al principio y la resolución es mucho más simple. De lo que uno espera al leerlo.

Aún así creo que este libro tiene un punto muy positivo a su favor y es la habilidad de Burel para crear un Liverpool repleto de lugares realistas pero también de personajes de canciones de los Beatles. Como ya dije el Dr. Robert, Eleanor Rigby y el Padre McKenzie son de los más importantes pero también nos encontraremos al Sargento Pepper, la calle Penny Lane y una cantidad enorme de guiños y referencias para los más fanáticos de The Beatles.

«Eso no tenía nada de divino: eran los poderes terrenales que, en guerra o en paz, funcionaban para proteger a los inocentes y perseguir a los culpables.»

Es esta cantidad de referencias las que hacen de esta novela un placer para el lector. Burel no se limita a nombrar a sus personajes como personajes que aparecen en canciones de los Beatles el autor va un paso más y los pone en circunstancias y contextos en los que estas personas entrarían de forma natural. Aquí las referencias no aparecen como puntos brillantes de inspiración para que el lector atento las atrape, estas referencias están tan entrelazadas con la historia que se confunden y pasan desapercibidas por el lector distraído o no tan versado en la obra del grupo.

Además de las referencias tengo que reconocer que el estilo del autor es sencillo y accesible a todo tipo de lectores. Reconozco que los autores por lo que conocí este género no son los más fáciles de leer pero Burel si lo es. Con capítulos cortos (en un libro que también es corto) podemos seguir de forma casi frenética los pasos del detective, ver las pistas y poco a poco ir atando los mismos cabos que va uniendo Pinkerton.

La misteriosa muerte de Eleanor Rigby es un libro genial para quien ya sea fanático de los Beatles y además disfrute de las historias de investigación policial. Si bien aquí no van a encontrar un crimen complejo repleto de giros argumentales, si encontrarán una historia ligera, entretenida y repleta de referencias a los diferentes discos del legendario cuarteto de Liverpool.

OTROS TEMAS QUE 
PREGUNTAN LOS CHICOS 


el códice voynich, el

 manuscrito más

 extraño del mundo

Elaborado en el siglo XV, este libro está repleto de imágenes y textos que ningún especialista ha podido descifrar todavía. Aunque parece que cada vez tenemos más pistas sobre su contenido...


Los manuscritos y textos cifrados que se conservan son muchos, y todos han sido descifrados con relativa facilidad analizando sus códigos, en general bastante simples. Con una excepción. Existe un códice cuyo contenido nadie ha sido capaz de desvelar: el Voynich, el manuscrito más extraño del mundo. O al menos no del todo.



Foto: Akg / Album

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Páginas de la sección "farmacológica" del manuscrito Voynich

La primera noticia de la existencia del Voynich data de 1580, cuando el emperador Rodolfo II de Habsburgo, muy interesado en las ciencias ocultas, la magia y las rarezas de todo tipo, lo adquirió por la elevada suma de 600 ducados a los ingleses John Dee –un mago que decía comunicarse con los ángeles mediante unas piedras– y Edward Kelley, un embaucador.

Saberes ocultos

Huido de Rusia por motivos políticos, el polaco Wilfrid Voynich (bajo estas líneas) se trasladó a Inglaterra, donde después de muchas penurias se hizo un nombre como tratante de libros raros. Estaba convencido de que el códice Voynich encerraba conocimientos alquímicos que revolucionarían la ciencia moderna cuando pudiera descifrarse.




Sopa de letras

La transcripción de un pasaje del libro que John Dee y Edward Kelley (arriba) regalaron a Rodolfo II ofrece el siguiente resultado: se osam ceetosas qopercetos detetiosus opercetios cetocperetus conllodam ollcet ollcetcius ollcetcius qoceretosas e ocilletosus e oter sauter olletosus ollos ollecetosus os e oter un conllcetius sais llotes oclletos cetollcetus llos cetotes e cetius olletiollos.



Mujeres bañándose

En el manuscrito Voynich aparecen una serie de diagramas circulares zodiacales o astrológicos, grupos de mujeres desnudas bañándose en piscinas, más imágenes astronómicas, una sección "farmacológica"...



Plantas imaginarias


El manuscrito Voynich se divide en varias "secciones" según el tipo de ilustraciones que aparecen en cada página. La más extensa es la primera, un "herbario" en el que se reproducen diversos tipos de plantas. Las plantas dibujadas son tan enigmáticas como el texto que las acompaña, pues no se han podido identificar con ninguna especie real.
El último de estos intentos parece haber conseguido ciertos adelantos al respecto. Greg Kondrak, un profesor de ciencias de la computación, y Bradley Hauer, un estudiante de postgrado, ambos de la Universidad de Alberta (Canadá), están usando la inteligencia artificial para descifrar el Manuscrito Voynich. Y han descubierto que el hebreo es la lengua de escritura más probable.

EL LIBRO MISTERIOSO

Sin embargo, hasta este momento, ante la aparente incoherencia del Voynich se ha sugerido que se trata de una broma o una estafa. Se ha especulado que fue el propio John Dee, mago, matemático y aficionado al ocultismo, quien hacia 1580 lo creó junto a su socio Edward Kelley, que ya había sido procesado en Inglaterra por falsificar documentos; en suma, que se trataba de un timo para engañar al emperador Rodolfo II y sacarle una buena cantidad de dinero.

Ante la imposibilidad de traducir su contenido, Gordon Rugg, profesor de Psicología de la Universidad de Reading, insistió en 2000 en la teoría del fraude. Pero la tesis presenta un problema: el manuscrito ya existía un siglo antes de que Edward Kelley lo hubiera podido falsificar. Y si se trataba de una broma, el autor se tomó muchas molestias.




Detalle de un dibujo "astronómico" o "zodiacal" del manuscrito VoynichAnte la aparente incoherencia del Voynich se ha sugerido que se trata de una broma o una estafa. Se ha especulado que fue el propio John Dee, mago, matemático y aficionado al ocultismo, quien hacia 1580 lo creó junto a su socio Edward Kelley, que ya había sido procesado en Inglaterra por falsificar documentos.


En la actualidad, el Voynich se guarda en la Biblioteca Beinecke de libros y manuscritos raros de la Universidad de Yale. Escrito sobre vitela (pergamino fino), con un total de 232 páginas (faltan algunas y hay otras desplegables), de 22 por 15 centímetros de formato y 5 de grosor, este códice contiene centenares de dibujos y 37.919 palabras con 25 letras o caracteres distintos, pero carece de autor, título, fecha y capítulos. Los análisis mediante carbono 14 han permitido datar la elaboración del pergamino entre los años 1404 y 1434. La letra es del tipo cursiva humanística en caracteres latinos, usada en Europa occidental entre mediados del siglo XV y comienzos del XVI.

¿DE DÓNDE VIENE EL MANUSCRITO VOYNICH?

La primera noticia de la existencia del Voynich data de 1580, cuando el emperador Rodolfo II de Habsburgo, muy interesado en las ciencias ocultas, la magia y las rarezas de todo tipo, lo adquirió por la elevada suma de 600 ducados a los ingleses John Dee –un mago que decía comunicarse con los ángeles mediante unas piedras– y Edward Kelley, un embaucador.cuando hace más de 4.700 años se inventó el lenguaje escrito, los seres humanos fueron capaces de transmitir mensajes complejos mediante letras y signos. Pertambién introdujeron códigos secretos y claves para encriptar textos de contenido religioso, político, diplomático o militar, cuyo desciframiento sólo conocían los iniciados. Todas las civilizaciones han practicado estas técnicas, desde los sumerios a los griegos, los romanos, los mongoles, el Imperio español y, por supuesto, todos los países en el último siglo, especialmente en tiempos de guerra

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