BIBLIOTECA LICEO 13
CATALOGO DE NUESTRA BIBLIOTECA
EN IMAGENES
EFEMÈRIDES
- 24 –Natalicio de Delmira Agustini
- 24 – Día de las Naciones Unidas
- 24 – Día Mundial de Información sobre el Desarrollo
- 24 – Inicio de la Semana Mundial de Alfabetización Mediática e Informacional, finaliza el 31 de octubre
- 24- Día Internacional de las Bibliotecas
- 24 – Diwali, el festival suele durar cinco días y se celebra durante el mes lunisolar hindú Kartika (entre mediados de octubre y mediados de noviembre). Diwali simboliza la “victoria espiritual de la luz sobre la oscuridad, el bien sobre el mal y el conocimiento sobre la ignorancia”. .
- 26 – Día Nacional del Enólogo, este. día está realizado con el aniversario de la Asociación de Enólogos del Uruguay (AEU)
- 27 – Día Nacional del Bombero
- 27 – Día Mundial del Patrimonio. Audiovisual
- 27- Día Mundial del Terapista Ocupacional
- 28 – Día Mundial de la Animación
- 29 – Día del Neurólogo y Neurocirujano, esta fecha está.
En realidad, el formato de dicho catálogo seguía una tipología similar a los soportes de las tablillas de arcilla sumerias, o bien de barro egipcias. Esto debido a que el Pinakes era un catálogo conformado por tablas en las que se enlistaban nombres de personas eminentes y de sus libros, contando entonces dicho catálogo con un total de más de 120 libros en rollos de listados de índices.
Para comprender la composición del Pinakes a mayor profundidad aún, se conocen antecedentes de cómo los sumerios y los egipcios ya empleaban listados bibliográficos, aunque sin ningún orden alfabético. El orden alfabético en la elaboración de listados bibliográficos resulta introducida por el mismo Calímaco, quien al inventar el Pinakes dio un salto significativo en la labor de la creación de listados bibliográficos, esto debido a que con el Pinakes se introducen por primera vez los criterios de ordenamiento alfabético en la elaboración de catálogos y listados bibliográficos.
Algo sumamente curioso y de importancia relevante es sin duda alguna su habilidad como filólogo al llegar a poner por obra sus conocimientos filológicos en la aplicación del orden alfabético a la elaboración del catálogo Pinakes y el posterior orden alfabético consecuentemente seguido y aplicado a los demás catálogos posteriores, es el caso del "esquema para grandes estanterías" de Eratóstenes de Cirene, quien sucediera a Apolonio de Rodas en el 235 a. de C.; el índice Al-Fihrist del árabe Ibn al-Nadim que data del siglo X d. de C.; y los sistemas de clasificación de la segunda mitad del siglo XIX.
Su gran erudición y habilidad filológica se transmitieron a lo largo de los siglos en relación con la ordenación alfabética de los catálogos y de los sistemas de clasificación; todo tuvo sus orígenes en su profesionalismo como poeta y filólogo, debido a que al aplicar estas destrezas literarias a la elaboración del Pinakes y a la posterior elaboración de otros catálogos, se hizo sentir presente su evidente profesionalismo literario y filológico en esa herencia filológico-alfabética que acompañaría la catalogación y la clasificación hasta nuestros días siendo gestada por los sistemas Decimal de Dewey, Universal de Otlet-LaFontaine, entre otros.
Es por eso que, sin desvirtuar la profesión bibliotecológica cuando más bien se trata de enriquecerla interdisciplinariamente, gracias a la básica y fundamental formación literaria-filológica de Calímaco la ordenación alfabética fue posible y aplicable a los catálogos posteriores al Pinakes y demás listas bibliográficas.
De esta manera vemos cómo la literatura y la filología contribuyen al enriquecimiento del bagaje de la disciplina bibliotecológica.
No solamente en relación con la invención del Pinakes tuvo influencia la formación y contribución literaria y filológica de Calímaco de Cirene, también en relación con el auge de la Biblioteca de Alejandría tuvo un impacto fuerte Calímaco como poeta y erudito. Esto se toma como evidencia si analizamos el ejemplo ofrecido por el mismo Calímaco de Cirene hacia su entorno y hacia su contexto. Su erudición y espíritu intelectual no tardarían en constituirse en los detonantes que despertarían el deseo de ser parte de la Biblioteca de Alejandría de numerosos personajes de la intelectualidad helenística de aquel entonces. muy familiares resultan los nombres de Euclides (330-260 a. de C.) destcado matemático famoso por la invención de la geometría que lleva su nombre: Geometría Euclídea; el geómetra Apolonio de Pérgamo (262-190 a. de C.) famoso por la introducción de los sistemas de movimiento excéntrico y epicíclico, con el fin de poder explicar el movimiento planetario; la matemática y astrónoma Hypatia (370-415 d. de C.) a quien se atribuyen un instrumento para destilar agua, un higroscopio, y el desarrollo de un astrolabio y de un planisferio.
En relación con la Biblioteca de Alejandría, Aman, M. (2001, pp. 33) se refiere al universo de la medicina como un desarrollo en el que Hipócrates proclamó la secuencia natural de la enfermedad, esbozando toda una posibilidad de combatirla; en fisiología Herófilo estableció que el cerebro era el asiento de la inteligencia y no el corazón; en astronomía Eratóstenes e Hiparco, famosos ambos por la estimación del brillo de las estrellas y el mapa de las constelaciones; Claudio Ptolomeo, astrónomo y geógrafo también repercutió de manera influyente en el auge de la Biblioteca de Alejandría. Sus técnicas cartográficas y sus compilaciones para el desarrollo de la posterior astrología se convertirían en temas que ocuparían gran parte de las estanterías de la Biblioteca de Alejandría. La gramática y el lenguaje tienen su efigie en Dionisio de Tracia, quien definió las partes del habla. A Dionisio de Tracia se le puede considerar el Euclides del lenguaje; determinante fue la presencia de Herón de Alejandría (I d. de C.) y sus libros sobre mecánica y su famoso Autómata, considerado el primer libro sobre robots, el motor de vapor, los trenes de cambios y el dioptra, este último un instrumento topográfico; Aristófano de Bizancio, inventor de los signos críticos y de puntuación se convertiría en pilar fundamental para el desarrollo de la ortografía y Aristarco de Samotracia, destacado por su gramática; Teócrito figuró como el principal abanderado de la corriente de la poesía romántica, llegando a tener esta influencia en numerosos poetas romanos; Filón destacó en filosofía; y el geólogo Estrabón invirtió cerca de cinco años estudiando y leyendo en dicha biblioteca, con el objetivo de llegar a escribir la mejor descripción del mundo antiguo.
Estas y otras figuras llenarían las estanterías y las colecciones de la Biblioteca de Alejandría.
Ante la diversidad de áreas del conocimiento y del saber, no cabe duda que Calímaco de Cirene también desempeñó su labor clasificatoria en agrupar bajo las diferentes disciplinas científicas a diversas ramas de las mismas, como ejemplos tenemos los citados por Aman (2001, pp. 1): "No se pueden ignorar ciencias clasificatorias como la petrología y la mineralogía, que surgieron en Egipto y Babilonia vinculadas a las actividades prácticas de la minería y la metalurgia". Esto último pudo haberse constituido como una de las fortalezas o fundamentos de Calímaco a la hora de clasificar.
Calímaco de Cirene, un maestro del orden
Bibliotecólogo, poeta, filólogo, pero más aún un amo y señor del orden. Esto precisamente por sus cualidades de aplicar lo que en griego se denomina "cosmos" a toda clase de labores atinentes a su desempeño intelectual. Mediante el ordenamiento Calímaco de Cirene ideó y elaboró su obra de Los Cuadros o Tablas, todo un prominente catálogo de lo mejor de la literatura griega. Mediante el orden llegó a escribir de manera estilizada y ordenada poemas y obras como: La Cabellera de Berenice, el Himno a Apolo, los Yambos para Apolo y las Musas, Hécale, los Epigramas, los Aitia, los Orígenes, entre otros escritos.
Entre sus expresiones célebres se puede citar: "Me repugna todo lo popular porque es impreciso y erróneo".
La anterior expresión alude a la imprecisión y a lo erróneo como manifestaciones sin orden y esporádicas que no siguen la senda del cosmos.
Del orden como fundamento se desprenden sus aplicaciones para el desempeño de toda labor bibliotecológica, una biblioteca o unidad de información sin orden no es ni biblioteca ni unidad de información, es solo un simple acervo víctima del caos y del desbarajuste.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
Aman, M. (2001). El legado de Alejandro Magno: La Biblioteca de Alejandría. La Tadeo, (65), 30-37.
Biografías y Vidas. (2004-2018). Calímaco de Cirene. Biografías y Vidas, 1-3.
Universidad Autónoma del Estado de México. (enero-junio, 2002). La Biblioteca de Alejandría ayer y hoy. Contribuciones desde Coatepec, (2), 123-127.
BIBLIOTECA DE ALEJANDRÌA
fue una de las bibliotecas más importantes y prestigiosas, así como uno de los mayores centros de difusión del conocimiento en la Antigüedad. Instituida en el siglo III a. C. en el complejo palaciego de la ciudad de Alejandría durante el período helenístico del Antiguo Egipto, la biblioteca formaba parte de una institución de investigación conocida como Museion, que estaba dedicada a las musas, las nueve diosas de las artes. La idea de su creación puede haber sido una propuesta de Demetrio de Falero, un estadista ateniense exiliado, al sátrapa de Egipto y fundador de la dinastía ptolemaica, Ptolomeo I Sóter, quien, al igual que su predecesor, Alejandro Magno, intentaba promover la difusión de la cultura helénica. Sin embargo, probablemente no fue construida hasta el reinado de su hijo, Ptolomeo II Filadelfo. Se adquirieron un gran número de rollos de papirogracias, sobre todo, a las políticas agresivas y bien financiadas de los reyes ptolemaicos para la obtención de textos. No se sabe con exactitud cuántas obras componían su fondo, pero se estimaque albergaba entre treinta mil y setecientos mil volúmenes literarios, académicos y religiosos.
CONTEXTO HISTÒRICO
La Biblioteca de Alejandría no fue la primera de su tipo, ya queformaba parte de una larga tradición de bibliotecas que existía tanto en la Antigua Grecia como en el Oriente Próximo. El primer testimonio de acumulación de documentos escritos proviene de la ciudad-estado sumeria de Uruk, hacia el año
PLANIFICACIIÒN
ORGANIZACIÒN Y EXPANCIÒN
Los gobernantes ptolemaicos pretendían que la biblioteca reuniera el conocimiento de «todos los pueblos de la tierra» y se esforzaron por ampliar su fondo mediante una política agresiva y bien financiada de compra de documentos. Enviaban a los agentes reales con grandes sumas de dinero, ordenándoles Se preferían las copias más antiguas de los textos antes que las más recientes, porque se suponía que las copias más antiguas eran el resultado de un menor número de transcripciones y, por lo tanto, tendían a ofrecer un contenido más acorde con el original escrito por el autor. Esta política requería viajar a los mercados de libros de Rodas y Atenas, y es posible que la biblioteca adquiriera toda o al menos parte de la colección de obras del Liceo de Aristóteles. La biblioteca se centró particularmente en la adquisición de manuscritos de los poemas homéricos, que constituían labase de la educación griega y que eran reverenciados por encima de todos los demás poemas, y finalmente consiguió adquirir numerosos manuscritos de estos poemas, que estaban marcados individualmente con etiquetas que indicaban sus orígenes. Además de con la compra de obras, sus fondos también se nutrieron del trabajo de copistas y traductores. Según el historiador bizantino Juan Tzetzes se contrataron traductores extranjeros que hablaban muy bien el griego para traducir los textos vendidos o prestados a la biblioteca por gobiernos extranjeros.Según Galeno, un decreto de Ptolomeo II dispuso que todo libro que se encontrara en un navío que atracara en Alejandría debía ser llevado a la biblioteca,donde sería copiado por los escribas oficiales. Las copias se entregaban a los propietarios y los textos originales se conservaban en la biblioteca, con la anotación «de las naves».58 19 También según Galeno, la ambiciosa política de adquisiciones de la dinastía ptolemaica propició la competencia de otras bibliotecas y provocó la inflación de los precios de las obras y la proliferación de falsificaciones.
Durante la dinastía ptolemaica
Primeros tiempos Las actividades de hidalgo Durán y de allí a no ser iniciada Las actividades y los fondos de la Biblioteca de Alejandría no se limitaban a una escuela filosófica, de pensamiento o religión en particular y los eruditos que estudiaban en ella gozaban de una considerablelibertad académica.Los líderes de deseado Alejandría Sin embargo, estaban sujetos a la autoridad del rey y a lo que la corte ptolemaica consideraba aceptable.Un relato, probablemente apócrifo, cuenta la historia de un poeta llamado Sótades, que escribió un epigrama obsceno satirizando a Ptolomeo II por casarse con su hermana, ArsínoeII;Ptolomeo II lo hizo arrestar y, tras escapar y ser capturado de nuevo, lo confinó en un ataúd de plomo y lo arrojó al mar.A diferencia del Museion, que estaba dirigido por un sacerdote, al frente de la biblioteca estaba un erudito que actuaba como bibliotecario y tutor del heredero del rey.Dado que en la actualidad se cree que Demetrio de Falero no trabajó de forma directa en la biblioteca, su primer bibliotecario del que existe constancia fue Zenódoto de Éfeso, que vivió entre c. 325 y c. 270 a. C.+ Especialista en Homero, Zenódoto elaboró las primeras ediciones críticas de la Ilíada y la Odisea. Aunque criticado por la calidad de sus obras, se le atribuye un papel fundamental en la historiA de los estudios homéricos, ya que tuvo acceso a textos que luego se perdieron y realizó contribuciones definitivas al establecer patrones de texto para los poemas homéricos y los primeros poetas líricos griegos. La mayor parte de lo que se sabe de él proviene de comentarios posteriores que mencionanpasajes específicos,pero Zenódoto también es famoso por haber escrito un glosario de palabras raras e Inusuales, que fue organizado en orden alfabético, lo que lo convierte en la primera persona conocida en emplear este método de organización. Dado que los fondos de la Biblioteca de Alejandría parece que se organizaron en orden alfabético desde los primeros años, por la primera letra del nombre del autor, es muy probable que Zenódoto los organizara de esta manera.Sin embargo su sistema de organización solo utilizaba la primera letra de cada palabra,y los registros históricos indican que no fue hasta el siglo II cuando este método también consideró las demás letras de los vocablos.En esa época es probable que la biblioteca ofreciera sus servicios a Euclides, que había llegado a Alejandría por invitación de Demetrio de Falero y que estaba en proceso de completar su mayor obra, los Elementos. También por entonces el erudito y poeta Calímaco compiló los Pinakes —en griego antiguo, Πίνακες, lit. 'tablas'—, compuestos por 120 volúmenes con una lista de autores y sus respectivas obras conocidas, y que muy probablemente se convirtieron en el instrumento utilizado para catalogar los cuantiosos fondos de la biblioteca. A veces considerado el «poeta-académico por excelencia» y reconocido porhaber utilizado por primera vez que se tenga conocimiento el dístico elegíaco, Calímaco adquirió notoriedad sobre todo gracias a la elaboración de este documento. Aunque los Pinakes no sobrevivieron hasta nuestros días, fragmentos y referencias a esta obra permitieron a los estudiosos reconstruir su estructura básica. Estaban divididos en secciones, cada una de las cuales contenía referencias a autores de un determinado género de texto. Su división básica era entre autores de poesía y prosa y cada sección se dividía en subsecciones que listaba autores en orden alfabético, y los registros de los autores incluían sus nombres, los de sus padres, sus lugares de nacimiento y otra breve información biográfica, como los apellidos con los que se lesconocía, seguidos de listas de sus obras conocidas.La información sobre autores prolíficos como Esquilo, Eurípides, Sófocles y Teofrasto debe haber sido muy extensa, con múltiples columnas de texto.69
Este trabajo de selección, categorización y organización de los clásicos griegos ha influido desde entonces no solo en la estructura con la que se conocen estas obras, sino también en innumerables obras publicadas posteriormente. Por ello, Calímaco ha sido definido como el «padre de la biblioteconomía» y «una de las personalidades más importantes del mundo antiguo» aunque realizó su obra más famosa en la Biblioteca de Alejandría nunca fue su bibliotecario.Después de la muerte o el retiro de Zenódoto, Ptolomeo II nombró como segundo bibliotecario y tutor de
su hijo, el futuro Ptolomeo III Evergetes, a Apolonio de Rodas, aparentemente un discípulo de Calímaco y natural de Alejandría.Se le conoce sobre todo como el autor del poema épico las Argonáuticas, que trata de las aventuras de Jasón y los argonautas en busca del vellocino de oro. Este poema, cuyo texto completo ha sobrevivido hasta nuestros días, muestra el vasto conocimiento de Apolonio sobre literatura e historia, y hace alusión a una extensa variedad de acontecimientos y textos, a la vez que imita el estilo de los poemas homéricos. Se convirtió en un personaje de gran influencia en los siglos siguientes, que sirvió como modelo de autores como Virgilio o Valerio Flaco.Aunque Apolonio es más reconocido como poeta, también han sobrevivido hasta nuestros días algunos fragmentos de sus escritos científicos.Durante su mandato probablemente convivió con el matemático e Inventor Arquímedes, que pasó algunos años en Egipto y que existen constancia de que realizó investigaciones en la biblioteca.Se dice que en esa época Arquímedes observó los ascensos y descensos del caudal del Nilo, lo que le llevó a inventar el dispositivo gavimético conocido como tornillo de Reconstrucción del siglo XIX delmapa realizado por Eratóstenes, que mostraba el mundo conocido por entonces (c.
FUNCIONAMIENTO
Su contemporáneo Baqueo de Tanagra editó y comentó los Tratados hipocráticos, y los médicos Herófilo de Calcedonia (c. 335-
Alejandría en la época, debido sobre todo al puerto que habían construido y que acogía el comercio de Oriente y Occidente, y que pronto se convirtió en un centro internacional de comercio y en el principal productor de papiros y manuscritos. A medida que los fondos de la biblioteca se fueron ampliando se
fue quedando sin espacio para albergarlos, por lo que durante el reinado de Ptolomeo III parte de estos fondos se trasladó a una biblioteca filial en el Serapeum de Alejandría,
un templo dedicado al dios grecoegipcio Serapis situado en las inmediaciones del palacio real.
Sin embargo, los escritos de la época señalan que la biblioteca del Serapeum era mucho más pequeña. Aristófanes de Bizancio se convirtió en el cuarto director de la biblioteca alrededor del año
El quinto bibliotecario fue Apolonio, conocido por el epíteto «Eidógrafo» —en griego antiguo, εἰδογράφος, romanizado: eidográfos, lit. 'clasificador de géneros [literarios]'—.
Una fuente lexicográfica tardía explica que este epíteto se refiere a la clasificación de la poesía basada en formas musicales.
A principios del siglo II a. C. varios miembros de la biblioteca se dedicaron al estudio de la medicina.A Zeuxis de Tarento se le atribuyen comentarios sobre los Tratados hipocráticos y trabajó activamente para conseguir textos médicos para el fondo de la biblioteca, y un erudito llamado PtolomeoEpithetes escribió un tratado sobre las heridas en los poemas homéricos, un tema que se inscribe en el marco tanto de la filología tradicional y la medicina.En esa época y tras la batalla de Rafia en
Aristarco de Samotracia (c. 216-
DECLIVE
EL INCENDIO DE JULIO CESAR
En el año
De hecho, esto es lo que en general se desprende de las fuentes cronológicamente más cercanas al incendio, y en cualquier caso fuera cual fuese la devastación que hubiera causado parece claro que la biblioteca no fue completamente destruida.El geógrafo Estrabón hace mención a su presencia en la biblioteca entre los años 25 y
PERÌODO ROMANO
Se sabe muy poco sobre la Biblioteca de Alejandría en tiempos del Principado romano.Aparentemente Augusto mantuvo la tradición de nombrar al sacerdote responsable de la biblioteca,y Claudio encargó la ampliación del edificio que la albergaba.A principios del siglo II, Suetonio escribió que Domiciano, con el propósito de reabastecer las bibliotecas romanas, ordenó la compra y transcripción de libros que se incorporaron a los fondos de la biblioteca. Aparentemente el destino de la biblioteca estuvo ligado al de la propia ciudad de Alejandría. Tras su incorporación al dominio romano, su prestigio fue disminuyendo paulatinamente, al igual que el de su biblioteca. Aunque el Museion continuaba existiendo, la pertenencia a esta institución no se concedía por razones académicas, sino sobre la base de la distinción en el gobierno, las fuerzas armadas o incluso el atletismo. Lo mismo ocurrió con el puesto de bibliotecario jefe; el único de esa época del que se tiene constancia es un hombre llamado Tiberio Claudio Balbilo, un importante político, administrador y astrólogo, pero sin antecedentes de logros académicos reseñables.Para ser miembro del Museion ya no era necesario enseñar, investigar o incluso vivir en Alejandría;el escritor griego Filóstrato señaló que el emperador Adriano, que gobernó de
Teorías sobre su destrucción
Finalmente, todo indica que una sucesión de episodios violentos a lo largo del siglo III pondría fin a la ya de por sí deteriorada biblioteca. Como parte de las represalias por las acciones de resistencia de Alejandría contra la dominación romana, en el año 215 el emperador romano Caracalla suprimió la financiación al Museion y a los miembros de su comunidad.Es posible que esta institución y su biblioteca hayan sobrevivido durante algún tiempo, pero ciertamente con precariedad y sin motivar a nuevos e importantes investigadores a unirse a ellas. Las últimas referencias que se conocen sobre los miembros de Museion se remontan a la década de 260 d. C. En el año 272 el emperador romano Aureliano combatió para recuperar la ciudad de Alejandría de las fuerzas de la reina Zenobia, del escindido Imperio de Palmira. Durante los combates las tropas romanas destruyeron completamente el distrito de Brucheion, en el que se encontraba la biblioteca, y, si es que el Museion y la biblioteca todavía existían por entonces, es casi seguro que fueron destruidos durante el ataque. En el caso de que hubieran sobrevivido, que sería en una situación muy precaria, lo que quedara de estas instituciones habría sido destruido durante el asedio de Alejandría por las tropas del emperador Diocleciano.Todo esto, sin contar los desastres naturales que azotaron la zona. Particularmente devastador fue el terremoto de Creta en julio del , que fue seguido horas después de un tsunami que devastó particularmente en las costas de Libia y Alejandría.Referencias dispersas indican que, en algún momento del siglo IV, una institución conocida como el «Museion» pudo haber sido restablecida en un lugar diferente en algún lugar de la ciudad de Alejandría, aunque no se sabe nada sobre las características de esta organización. Puede que poseyera algunos recursos bibliográficos, pero cualesquiera que fueran, no eran comparables a los de su predecesora.
templo en pleno funcionamiento y contaba con aulas para que los
filósofos impartieran clases.
Por su naturaleza tendería a atraer a
los seguidores del neoplatonismo, especialmente en su vertiente
jámblica;la mayoría de estos filósofos se interesaron
principalmente por la teúrgia, el estudio de los rituales de culto y las
prácticas religiosas esotéricas.Así, el filósofo neoplatónico
Damascio (c. 458-538) registra que un hombre llamado Olimpo
vino de Cilicia para impartir clases en la Terapéutica, donde enseñó
a sus alumnos «las reglas del culto divino y de las prácticas religiosas antiguas».
En el año 391 un grupo de obreros cristianos descubrió los restos de un antiguo mitreo en Alejandría.
Entregaron algunos de los objetos de culto encontrados al papa copto local, Teófilo de Alejandría,quien hizo que estos objetos se exhibieran por las calles y fueran ridiculizados. Los paganos de
Alejandría se indignaron por este acto de profanación, entre ellos los profesores del Serapeum que enseñaban filosofía neoplatónica y teúrgia, que tomaron las armas y lideraron a sus estudiantes y otros
seguidores en un ataque contra la población cristiana de Alejandría.
Como represalia, los cristianos,bajo las órdenes de Teófilo, vandalizaron y demolieron el Serapeum.La hipótesis de que la Biblioteca de Alejandría fuera destruida en ese momento ha tenido cierto crédito entre los historiadores del pasado, pero en la actualidad se considera poco factible, ya que ninguno de los relatos de la destrucción del Serapeum menciona nada acerca de una biblioteca y fuentes escritas anteriores de su destrucción hablan de su colección de libros en tiempo pasado, lo que indica que probablemente no contaba con ninguna colección significativa de manuscritos en el momento de su destrucción.
La escuela de Téon e Hipatia
La Suda, una enciclopedia bizantina del siglo X, se refiere al matemáticoTeón de Alejandría (c. 335-405) como «hombre del Museion».Sin embargo, según el historiador Edward J. Watts, Teón probablemente era el director de una escuela llamada «Museion», que se denominó así por el Museion helenístico del que formaba parte la Biblioteca de Alejandría, pero el nombre era la única conexión que tendría con ella.La escuela de Teón era exclusiva, de gran prestigio y doctrinalmente conservadora.Pero no parece que Teón tuviera algún tipo de conexión con los neoplatonistas jámblicos militantes que enseñaban en el Serapeum,sino que por el contrario parece que Teón rechazaba las enseñanzas de Jánblico y se enorgullecía de enseñar un neoplatonismo puro y plotiniano.Alrededor del año 400 su hija Hipatia le sucedió como directora de su escuela y, al igual que su padre, rechazó las enseñanzas de Jámblico y adoptó el neoplatonismo original formulado por Plotino.Hipatia era muy popular entre las gentes de Alejandría, y ejercía una gran influencia política. Teófilo, el mismo obispo que había ordenado la destrucción del Serapeum, toleró su escuela e incluso animó a dos de sus alumnos a hacerse obispos en territorios bajo su autoridad.150 También respetó las estructuras políticas de Alejandría y no puso objeciones a los estrechos vínculos que Hipatia estableció con los prefectos romanos locales. Pero más tarde Hipatia estuvo implicada en una disputa política entre Orestes, el prefecto romano de Alejandría, y Cirilo, el sucesor de Teófilo. Se corrieron rumores que la acusaban de impedir que Orestes se reconciliara con Cirilo, y en marzo de 415 fue asesinada por una multitud de cristianos encabezada por monjes.Hipatia no dejó sucesores, y su «Museion» desapareció tras su muerte.A menudo se relaciona a Hipatia con la Biblioteca de Alejandría y su posible destrucción, como en el último episodio de la popular serie de Carl Sagan Cosmos donde se narra un melodramático relato sobre la muerte de Hipatia como resultado del incendio de la «Gran Biblioteca de Alejandría» por parte de cristianos fanáticos pero, aunque si bien es cierto que los cristianos dirigidos por Teófilo prendieron fuego al Serapeum en el año 391, la biblioteca ya había dejado de existir siglos antes del nacimiento de Hipatia.
El califa Omar
FONDOS
Se sabe que inicialmente el fondo de la Biblioteca de Alejandría estaba formado por rollos de papiro y que posteriormente se le añadieron códices. Sin embargo no existen menciones a que incluyera volúmenes de pergamino, tal vez debido a los fuertes vínculos de Alejandría con la producción y el comercio del papiro. Sin embargo la biblioteca desempeñó un papel importante en la difusión de la escritura de este nuevo material porque, debido a su colosal consumo de papiro, sus exportaciones eran escasas.En particular, se cree que Ptolomeo V Epífanes, celoso de la expansión de la Biblioteca de Pérgamo, habría prohibido la exportación de papiro en un intento de reducir el crecimiento de esta biblioteca rival.Por una u otra razón, la escasez de papiro alejandrino parece haber provocado la necesidad de una fuente alternativa de material de copia,especialmente en grandes centros de producción cultural como Pérgamo, ciudad que dio nombre a la tecnología que reemplazaría al papiro, el pergamino.El catálogo de la biblioteca, los Pinakes de Calímaco, sobrevivió solo en forma de unos pocos fragmentos y no es posible saber con certeza el tamaño y diversidad de sus fondos. En el siglo XII el historiador bizantino Juan Tzetzes escribió,presumiblemente basándose en los comentarios de eruditos que trabajaban en la biblioteca, que cuando se confeccionaron los Pinakes catalogaban cuatrocientos noventa mil volúmenes almacenados en la Biblioteca de Alejandría y cuarenta mil en la del Serapeum. Si además fuera cierto que Marco Antonio donara los doscientos mil volúmenes de Pérgamo a la biblioteca, en el siglo I a. C. habría contado con unos setecientos mil volúmenes, que es la cantidad indicada por Aulo Gelio en el siglo II d. C. Sin embargo, el cálculo del fondo de la biblioteca implica otras cuestiones además del número de volúmenes depositados, como la cantidad distinta de obras que lo componían, ya que la biblioteca contenía numerosas copias de algunas obras clásicas, por lo que la misma obra podría ocupar varios pergaminos, y también podría darse el caso de que un mismo pergamino podría contener más de una obra. Algunos estudiosos modernos que han investigado el tema estiman que en la época de Calímaco la biblioteca contaba con entre treinta y cien mil.volúmenes.Dado el precio de los manuscritos y su escasez en la época, incluso la menor de estas cantidades constituiría una colección formidable, al menos el doble de la de las mayores bibliotecas del Imperio romano.Al igual que con el cálculo de los volúmenes que contenía, la cuestión de qué obras formaban parte de su catálogo tampoco goza de un consenso significativo, y los intentos de conocer el contenido sus fondos se basan en referencias escasas y en suposiciones. Teniendo en cuenta el enfoque inicial de la biblioteca hacia las obras que constituían la base de la educación helenística, se supone que contaba con una extensa colección de obras de poetas y filósofos griegos de la Antigüedad, incluidas muy probablemente varias obras que no han perdurado hasta nuestros días, de autores como Esquilo (de las cuales solo siete de las noventa que se estima que escribió han sobrevivido hasta la actualidad); Sófocles (siete de más de cien);Eurípides (diecinueve de noventa y dos), o Aristófanes (doce de cuarenta).También se supone que la biblioteca fue el principal repositorio de obras de los autores que trabajaron allí, especialmente Calímaco y los bibliotecarios que la dirigían. Esto incluye, por ejemplo, la obra en la que Aristarco de Samos concluye que la Tierra orbita el Sol, conocimiento que se perdería hasta su redescubrimiento por Nicolás Copérnico y Galileo Galilei; los trabajos en los que el ingeniero Herón de Alejandría sienta las bases para la creación de turbinas y motores, en algunos casos anticipándose a la Edad Moderna; los primeros trabajos sobre anatomía de Herófilo, en los que se aparta de la tradición aristotélica alegando que el cerebro sería el centro de la inteligencia, describe los sistemas nervioso y digestivo y diferencia los músculos de los tendones y las venas de las arterias; o los primeros trabajos sobre fisiología de Erasístrato, que contienen descripciones detalladas del corazón humano, incluidas sus válvulas y su funcionamiento y del sistema circulatorio. Fuentes históricas indican que la biblioteca tenía la mayoría de las obras de Hiparco de Nicea, fundador de la trigonometría y posiblemente el astrónomo más importante de la Antigüedad; la mayoría de las obras sobre Hipócrates y el conjunto del Corpus hippocraticum original, que se elaboró en ella;el conjunto del léxico instrumental de Nicandro; volúmenes sobre la historia de la geometría y la aritmética de Eudemo de Rodas; obras precursoras en el campo de la balística de Filón de Bizancio; o numerosos volúmenes sobre ingeniería, incluidas obras de Ctesibio. Asimismo, hay motivos para creer que la biblioteca incluyó en sus fondos muchas obras sobre religión, en particular las obras más importantes de la religión del Antiguo Egipto elaboradas por Manetón; obras completas de Hermipo de Esmirna sobre el zoroastrismo; obras de Beroso el Caldeo sobre la historia y la religión de Babilonia; obras antiguas sobre el budismo provenientes de las relaciones de la dinastía ptolemaica con el rey indio Aśoka; y obras sobre el judaísmo, provenientes de la amplia población judía de Alejandría, que incluía autores como Filón de Alejandría. Aunque Alejandría fue una ciudad de gran riqueza y un importante centro cultural de la Antigüedad, que captó el interés de autores y estudiosos a lo largo de los siglos, su patrimonio arqueológico ha sido relegado históricamente a un segundo plano por los investigadores de la Antigüedad clásica, que se centraron en los templos más accesibles de Grecia y de los ricos complejos funerarios a lo largo del río Nilo.179 El arqueólogo británico D. G. Hogarth, tras una infructuosa excavación en la región a finales del siglo XIX,dijo que «no esperéis nada de Alejandría» y recomendó a sus colegas que se olvidaran de Alejandría para concentrarse en Grecia y Asia Menor. Esta situación comenzó a cambiar a mediados del siglo XX.En los años 1950, la arqueóloga subacuática Honor Frost estaba convencida de que vestigios del gran Faro de Alejandría estaban dispersas por el fondo del océano en torno al fuerte de Qaitbey y, en el marco de la guerra de los Seis Días, encabezó una misión de reconocimiento de la Unesco en la zona. Esta misión reveló que al menos parte de las ruinas del faro y los palacios de Alejandro y Ptolomeo I se encontraban en la región; a pesar de este hallazgo, no se llevó a cabo ningún trabajo más preciso de prospección del patrimonio local.
Restos arqueológicos
En la década de 1990, las obras realizadas por el gobierno egipcio para reducir la erosión de los fondos marinos locales suscitaron un mayor interés por los objetos históricos de la zona. Durante la filmación de un documental, el arqueólogo francés Jean-Yves Empereur observó enormes bloques de piedra, columnas y estatuas en las aguas del antiguo puerto.179 Con el apoyo de los gobiernos de Egipto y Francia, entre 1994 y 1998 se llevó a cabo una importante labor de recopilación y catalogación de objetos en el lugar. Estos trabajos permitieron la catalogación de más de tres mil objetos, y en 2007 había otros dos mil pendientes de registro. Se descubrieron enormes bloques cilíndricos de piedra, sin duda pertenecientes al faro; columnas y esculturas que adornan esta estructura; estatuas y piezas que decoran los palacios de la dinastía ptolemaica(entre ellas, algunas de las que datan del reinado de Ramsés II); estatuas de gran tamaño (algunas de más de doce metros de altura); cinco obeliscos y treinta esfinges.Paralelamente, el arqueólogo Franck Goddio trazó un mapa de parte de la antigua Alejandría, hundida bajo el nivel del mar, y arrojó luz sobre lo que probablemente fue el palacio de Cleopatra en la isla de Antírodes. A pesar de estos esfuerzos, hasta las primeras décadas del siglo XXI no se anunciaron descubrimientos arqueológicos relacionados directamente con la Biblioteca de Alejandría. Esto se debe sobre todo a que su ubicación exacta en la zona palaciega sigue sin conocerse.Ya en su época suscitó el interés del público en general, convirtiendo a su ciudad anfitriona en el principal centro de la intelectualidad helénica; contribuyó a poner en valor el conocimiento almacenado en los textos escritos, así como a fomentar las iniciativas encaminadas a preservarlo y a difundirlo. La Biblioteca de Alejandría ha contribuido a reforzar una tradición que considera la palabra escrita «un don del pasado y un legado para el futuro». Pero también fue más que un famoso repositorio de textos, ofreciendo «oportunidades sin precedentes para la erudición y la investigación científica» al proporcionar las herramientas básicas para la generación de conocimiento. Su modelo de «biblioteca de investigación» ejerció una profunda influencia y se extendió por todo el mundo helénico, incluidasAntioquía, Cesarea y Constantinopla, que desempeñarían un destacado papel en la preservación de la cultura griega en el seno del imperio bizantino.
Legado
la literatura, por su parte numerosos académicos de la biblioteca desempeñaron un papel significativoen el establecimiento de modelos y teorías en matemáticas, geografía, astronomía, ingeniería, medicina,gramática, filosofía y otras ciencias que influenciaron a las generaciones de eruditos posteriores y que, en muchos casos, permanecieron sin cambios durante siglos; en algunos casos, las teorías y métodos elaborados en Alejandría se mantuvieron invariables incluso hasta el Renacimiento. Algunos autores consideran que los mitos en torno a la destrucción de la biblioteca por paganos, cristianos y musulmanes, habrían contribuido a la promoción del conocimiento inspirando, a través de imagen de sus tesoros literarios en llamas, un «sentimiento de pérdida cultural incalculable», incluso mucho tiempo después. Aunque esta idea tiene opiniones discrepantes,la Biblioteca de Alejandría sin duda ha captado la imaginación de generaciones posteriores y, como símbolo, encarna algunas de las principales aspiraciones humanas: además de una predecesora de las universidades, se ha descrito como arquetipo de la biblioteca universal,ideal de preservación del conocimiento y de la fragilidad de este ideal, sobre todo frente al supremacismo religioso. Quizás el principal legado a largo plazo de la biblioteca pueda residir en el hecho de que, junto con Museion, ha contribuido a establecer la investigación académica como una actividad legítima y a desvinculada de corrientes de pensamiento específicas, evidenciando que, además de ser un ejercicio teórico capaz de dar respuesta a preguntas abstractas, también puede ser de utilidad para las cuestiones de carácter mundano y a las necesidades materiales de las sociedades y los gobiernos. Es posible que en la biblioteca y en el Museion se aplicaran por primera vez los principios del método científico a diversas ramas de la ciencia y que el espíritu crítico de los investigadores alejandrinos, para los que ningún autor estaba por encima de la verificación empírica de sus argumentos, tuvo implicaciones a muy largo plazo. Bajo la premisa de que el papel de la biblioteca y de otras instituciones alejandrinas debe entenderse dentro de su propio contexto histórico y cultural, puede decirse que, bajo la dinastía ptolemaica, tal vez porprimera vez la ciencia dejó de ser un mero entretenimiento para pasar a ser una actividad que hay que promocionar, y que justifica el trabajo de planeamiento, la institucionalización y la continuidad de lamisma.
En la cultura
La Biblioteca de Alejandría es la protagonista en documentales televisivos como el episodio The Lost Treasure of the Alexandria Library, que forma parte de la serie Misterios de la antigüedad, emitida por los canales estadounidenses A+E Networks e History Channel, se proyectó en 1996 y trata sobre la biblioteca y su destrucción.El mismo tema se narra en el episodio Library of Alexandria de la serie Misterios de la historia de History Channel que se emitió en 1999. En En la orilla del océano cósmico (1980),primer episodio de la popular serie Cosmos, Carl Sagan trata de forma extensa el tema de la biblioteca y su papel como símbolo de la fragilidad del ideal de preservación del conocimiento;199 el episodio Sin miedo a la oscuridad de la serie Cosmos: A Spacetime Odyssey, secuela de la anterior, comienza con referencias a la biblioteca y su destrucción, afirmando que habría causado la pérdida de gran parte del conocimientodisponible por entonces.El suceso del incendio provocado por las tropas de Julio César, que supuestamente destruyó la biblioteca,se recoge en numerosas obras, como el poema de John Lydgate Fall of Princes, escrito entre 1431 y1438; la ópera Julio César en Egipto (1723), de Georg Friedrich Händel;el poema satírico The Dunciad de Alexander Pope, publicado por primera vez en 1728; la obra teatral César y Cleopatra (1898),de George Bernard Shaw; o la película estadounidense de 1963 Cleopatra, ganadora de cuatro premios Óscar.
PINAKES
Calímaco, el catálogo Pinakes y la Biblioteca de Alejandría
En realidad, el formato de dicho catálogo seguía una tipología similar a los soportes de las tablillas de arcilla sumerias, o bien de barro egipcias. Esto debido a que el Pinakes era un catálogo conformado por tablas en las que se enlistaban nombres de personas eminentes y de sus libros, contando entonces dicho catálogo con un total de más de 120 libros en rollos de listados de índices.
Para comprender la composición del Pinakes a mayor profundidad aún, se conocen antecedentes de cómo los sumerios y los egipcios ya empleaban listados bibliográficos, aunque sin ningún orden alfabético. El orden alfabético en la elaboración de listados bibliográficos resulta introducida por el mismo Calímaco, quien al inventar el Pinakes dio un salto significativo en la labor de la creación de listados bibliográficos, esto debido a que con el Pinakes se introducen por primera vez los criterios de ordenamiento alfabético en la elaboración de catálogos y listados bibliográficos.
Algo sumamente curioso y de importancia relevante es sin duda alguna su habilidad como filólogo al llegar a poner por obra sus conocimientos filológicos en la aplicación del orden alfabético a la elaboración del catálogo Pinakes y el posterior orden alfabético consecuentemente seguido y aplicado a los demás catálogos posteriores, es el caso del "esquema para grandes estanterías" de Eratóstenes de Cirene, quien sucediera a Apolonio de Rodas en el 235 a. de C.; el índice Al-Fihrist del árabe Ibn al-Nadim que data del siglo X d. de C.; y los sistemas de clasificación de la segunda mitad del siglo XIX.
Su gran erudición y habilidad filológica se transmitieron a lo largo de los siglos en relación con la ordenación alfabética de los catálogos y de los sistemas de clasificación; todo tuvo sus orígenes en su profesionalismo como poeta y filólogo, debido a que al aplicar estas destrezas literarias a la elaboración del Pinakes y a la posterior elaboración de otros catálogos, se hizo sentir presente su evidente profesionalismo literario y filológico en esa herencia filológico-alfabética que acompañaría la catalogación y la clasificación hasta nuestros días siendo gestada por los sistemas Decimal de Dewey, Universal de Otlet-LaFontaine, entre otros.
Es por eso que, sin desvirtuar la profesión bibliotecológica cuando más bien se trata de enriquecerla interdisciplinariamente, gracias a la básica y fundamental formación literaria-filológica de Calímaco la ordenación alfabética fue posible y aplicable a los catálogos posteriores al Pinakes y demás listas bibliográficas.
De esta manera vemos cómo la literatura y la filología contribuyen al enriquecimiento del bagaje de la disciplina bibliotecológica.
No solamente en relación con la invención del Pinakes tuvo influencia la formación y contribución literaria y filológica de Calímaco de Cirene, también en relación con el auge de la Biblioteca de Alejandría tuvo un impacto fuerte Calímaco como poeta y erudito. Esto se toma como evidencia si analizamos el ejemplo ofrecido por el mismo Calímaco de Cirene hacia su entorno y hacia su contexto. Su erudición y espíritu intelectual no tardarían en constituirse en los detonantes que despertarían el deseo de ser parte de la Biblioteca de Alejandría de numerosos personajes de la intelectualidad helenística de aquel entonces. muy familiares resultan los nombres de Euclides (330-260 a. de C.) destcado matemático famoso por la invención de la geometría que lleva su nombre: Geometría Euclídea; el geómetra Apolonio de Pérgamo (262-190 a. de C.) famoso por la introducción de los sistemas de movimiento excéntrico y epicíclico, con el fin de poder explicar el movimiento planetario; la matemática y astrónoma Hypatia (370-415 d. de C.) a quien se atribuyen un instrumento para destilar agua, un higroscopio, y el desarrollo de un astrolabio y de un planisferio.
En relación con la Biblioteca de Alejandría, Aman, M. (2001, pp. 33) se refiere al universo de la medicina como un desarrollo en el que Hipócrates proclamó la secuencia natural de la enfermedad, esbozando toda una posibilidad de combatirla; en fisiología Herófilo estableció que el cerebro era el asiento de la inteligencia y no el corazón; en astronomía Eratóstenes e Hiparco, famosos ambos por la estimación del brillo de las estrellas y el mapa de las constelaciones; Claudio Ptolomeo, astrónomo y geógrafo también repercutió de manera influyente en el auge de la Biblioteca de Alejandría. Sus técnicas cartográficas y sus compilaciones para el desarrollo de la posterior astrología se convertirían en temas que ocuparían gran parte de las estanterías de la Biblioteca de Alejandría. La gramática y el lenguaje tienen su efigie en Dionisio de Tracia, quien definió las partes del habla. A Dionisio de Tracia se le puede considerar el Euclides del lenguaje; determinante fue la presencia de Herón de Alejandría (I d. de C.) y sus libros sobre mecánica y su famoso Autómata, considerado el primer libro sobre robots, el motor de vapor, los trenes de cambios y el dioptra, este último un instrumento topográfico; Aristófano de Bizancio, inventor de los signos críticos y de puntuación se convertiría en pilar fundamental para el desarrollo de la ortografía y Aristarco de Samotracia, destacado por su gramática; Teócrito figuró como el principal abanderado de la corriente de la poesía romántica, llegando a tener esta influencia en numerosos poetas romanos; Filón destacó en filosofía; y el geólogo Estrabón invirtió cerca de cinco años estudiando y leyendo en dicha biblioteca, con el objetivo de llegar a escribir la mejor descripción del mundo antiguo.
Estas y otras figuras llenarían las estanterías y las colecciones de la Biblioteca de Alejandría.
Ante la diversidad de áreas del conocimiento y del saber, no cabe duda que Calímaco de Cirene también desempeñó su labor clasificatoria en agrupar bajo las diferentes disciplinas científicas a diversas ramas de las mismas, como ejemplos tenemos los citados por Aman (2001, pp. 1): "No se pueden ignorar ciencias clasificatorias como la petrología y la mineralogía, que surgieron en Egipto y Babilonia vinculadas a las actividades prácticas de la minería y la metalurgia". Esto último pudo haberse constituido como una de las fortalezas o fundamentos de Calímaco a la hora de clasificar.
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